Lluís Visa, Lleida.
La Asociación para la Reconstrucción de Material Ferroviario de Lleida(ARMF) está enfrascada desde hace unas semanas en una emocionante y compleja misión: restaurar una locomotora de vapor que ha estado cuatro décadas abandonada en las cercanías de Angers, al noroeste de Francia, y dejarla en condiciones de volver a funcionar como si el tiempo no hubiera transcurrido. Si no surgen contratiempos, la máquina podría estar de nuevo sobre las vías en un plazo de seis meses para realizar posiblemente recorridos turísticos en algún lugar de España.
La tarea no será nada fácil porque la locomotora, de diseño inglés, ha llegado en muy mal estado y precisará de una reparación integral que abarcará sus partes principales, como la caldera, el motor y la chapa. “Tras haber permanecido casi 40 años a la intemperie y sin funcionar, ha llegado prácticamente deshecha, pero creemos que podremos con ella”, afirman Oscar Urgellés y Manel Ramos, dos de los técnicos que dirigen los trabajos.
La recuperación de la vieja Manning Wardle & Co, construida en Leeds en 1914 y vendida en su día a Francia, constituye un reto. Se trata de un modelo de locomotora ténder de tres ejes acoplados y aptos para diversos usos. Por primera vez, una pieza singular perteneciente a nuestro patrimonio ferroviario ha retornado a España gracias a las gestiones realizadas por el Centro de Estudios Históricos del Ferrocarril Español, que con esta decisión introduce un cambio de tendencia en cuanto a sensibilidad cultural. Durante décadas, numerosas locomotoras de vapor y otras piezas de nuestro patrimonio ferroviario fueron adquiridas por otros países, donde acabaron siendo exhibidas como preciadas piezas de museo.
La locomotora llegó a España para prestar sus servicios en la construcción de la línea del ferrocarril entre Santander y el Mediterráneo. Acabados aquellos trabajos, fue adquirida por una factoría azucarera de Venta de Baños (Palencia), donde se bautizó como Azucarera de Castilla Nº 1, y en cuyas instalaciones pasó a prestar prolongados servicios a lo largo de varias décadas en el arrastre de trenes de mercancías. En otro momento de su vida, la máquina también participó en la construcción del puerto de Buenos Aires. Pero tras quedar apartada del servicio y ser vendida a un chatarrero, fue adquirida por una sociedad francesa que la trasladó al vecino país.
Llegó a Lleida a mediados de mayo después de recorrer más de 1.000 kilómetros a bordo de un camión góndola especial. Una entidad privada ha encargado a la ARMF su restauración para remolcar un tren turístico. El presupuesto de los trabajos de reparación rondará los 180.000 euros. Los técnicos hicieron una primera inspección sobre su estado y el diagnóstico no fue bueno. La chapa esta muy deteriorada y posiblemente tendrá que ser sustituida en su totalidad. En cambio, el motor está en mejor estado. La máquina tendrá que ser desmontada pieza a pieza y rehecha de nuevo con las partes aprovechables. Otros elementos tendrán que fabricarse de forma artesanal y las calderas serán enviadas a Alemania, el único lugar donde hay talleres de reparación porque en ese país funcionan 300 máquinas de vapor que realizan itinerarios turísticos. En España sólo hay cinco y tres de ellas han sido restauradas en Lleida.
La ARMF es una entidad sin ánimo de lucro, formada por un grupo de amigos que tienen en común su afición por los trenes, que tiene como finalidad la recuperación de vehículos ferroviarios que por sus características o construcción se han convertido en piezas históricas de primera clase. Desde su fundación, en 1996, la asociación ha desarrollado numerosos proyectos técnicos que han permitido reparar seis locomotoras de vapor, tres de motor diesel y varios vagones, así como realizar trabajos para terceros ya que cuenta con el único taller de España especializado en estos menesteres.
En la actualidad, tiene en sus instalaciones para reparar cuatro locomotoras de vapor, todas ellas auténticas piezas de museo. La más espectacular es una máquina de 1.930, propiedad de la asociación, que pesa 190 toneladas y mide 28’5 metros de longitud, lo que la convierte en la más larga de Europa. Una semana antes de llegar la Manning Wardle & Co entró en el taller una Covillet belga construida en 1898, que también será restaurada. La asociación también adquirió el vagón del tren en el que en 1948 regresó del exilio el Rey Juan Carlos. El coche, una reliquia que conserva su lujoso aspecto original, fue construido en Inglaterra en 1928. Su restauración costó 90.000 euros.
La asociación, que opera en unos talleres situados en unas instalaciones que Renfe tiene en el Pla de Vilanoveta, en las afueras de Lleida, está curtida en este tipo de trabajos. Uno de sus últimos encargos fue la restauración de una máquina de tren a vapor de Renfe, modelo Baldwin, construida en 1928 y utilizada en el rodaje de películas de cine como Doctor Zhibago, Reds, Indiana Jones y la última cruzada y El bueno, el feo y el malo. Con esa máquina de película viajaron personajes míticos del cine como Omar Shariff, Geraldine Chaplin y Clint Easwood. Una vez restaurada, la locomotora regresó a Guadix para convertirse en un tren turístico en la zona minera de Sierra Nevada, pero al parecer nunca ha realizado ese servicio, sino que ha permanecido olvidada en un almacén. El ayuntamiento granadino y la Diputación Provincial pagaron 43 millones por su restauración.
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