lunes, 3 de septiembre de 2007

Turismo ornitológico


20-7-07
Lluis Visa, Lleida.
Observar aves en su hábitat natural se ha convertido en una nueva actividad de turismo estrechamente relacionado con la naturaleza. Algunos operadores y empresas del sector ya ofrecen en sus programas de viajes el turismo ornitológico como una alternativa a otras formas de ocio tradicionales. Catalunya, donde hay 400 especies de pájaros, quiere convertirse en un destino privilegiado de esta modalidad incipiente aún en España, pero que desde hace años cuenta en Europa, América y Asia con miles de seguidores dispuestos a recorrer los kilómetros que haga falta para observar un pájaro “esté donde esté y cueste lo que cueste”.
En el Reino Unido hay más de un millón de aficionados al turismo ornitológico o birding. En Estados Unidos, cuatro millones. La filosofía de esta actividad se basa en la observación de un ave allí donde se encuentre, sin importar distancias, lugares y dificultades. El perfil de un turista ornitológico es el de una persona de mediana edad o jubilada, con un alto poder adquisitivo y con formación que se caracteriza por no ser agresivo al medio. Se limita a observar a los pájaros, no siempre a la distancia que desearía, sin llegar a tocarlos. Lo que les une a todos ellos es que son madrugadores y buenos degustadores de la gastronomía de la zona que visitan. Además, suelen ir bien equipados con prismáticos y telescopios terrestres.
En la localidad leridana de Seròs, sede de la única oficina especializada en turismo ornitológico que hay en España, se ha celebrado del 19 al 22 de julio el primer congreso de turismo ornitológico, que ha reunido a más de un centenar de participantes, entre ellos expertos de toda España y de diversos países europeos, así como representantes de la administración, profesores de turismo y empresarios dedicados a esta modalidad turística.
Guillem Chacón, director de la Oficina Catalana de Turismo Ornitológico y responsable del congreso, señala que uno de los objetivos de las jornadas ha sido intercambiar experiencias con expertos de otros países y ampliar conocimientos sobre la materia “para poder aumentar el nivel y el prestigio del turismo ornitológico en Catalunya”.
Chacón asegura que este congreso servirá para reflexionar y debatir sobre las consecuencias que el turismo ornitológico puede tener en el desarrollo de las poblaciones rurales, la gestión de los espacios naturales, la conservación de las especies y los escenarios que se derivarán en los próximos años sobre esta modalidad turística. “La mayoría de los visitantes que llegan a Catalunya para la observación de pájaros proceden de los países escandinavos, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos. Además, cada vez hay más turistas japoneses que aprovechan sus viajes de negocios para observar aves”, añade Chacón.
De las 8.600 especies de pájaros conocidas en todo el mundo, en Catalunya están presentes unas 400, de las cuales el 80 % se pueden localizar en la provincia de Lleida, algunas de forma exclusiva como es el Sisó, la Perdiz Blanca y el Quebrantahuesos, entre otras.
Por su situación geográfica, entre Europa y Africa, Catalunya es un territorio privilegiado para la observación de aves en sus recorridos migratorios. Si un aficionado europeo quiere ver especies mediterráneas o esteparias necesariamente ha de viajar a Catalunya, donde podrá disfrutar de rutas ornitológicas en diferentes espacios naturales como el Delta de l’Ebre(Montsià), los secanos de la plana, el pantano de Utxesa, el estany de Ivars d’Urgell, la confluencia de los ríos Ebro, Segre y Cinca o los Aiguamolls de l’Empordà. En el Pirineo podrá ver la perdiz blanca y el urogallo; en la estribación del Montsec, el quebrantahuesos, el treparriscos, el roquero solitario y el roquero rojo; desde el Pirineo hasta la costa; en los humedales del sur de la provincia de Lleida, la garcilla cangrejera, la garza imperial, el avión roquero, y en el Delta de l’Ebre, el flamenco y la gaviota de Adouin.
La principal ventaja de esta modalidad de turismo naturalista es que no es una actividad estacional, sino que puede practicarse en cualquier época del año y en lugares donde hasta ahora no era un destino turístico. Además, la ornitología se ha convertido en una actividad económica complementaria para las comarcas de interior durante todo el año. El observador de aves es un turista que huye de las grandes ciudades en busca de ambientes rurales y naturales.
Muchas casas de turismo rural ya se han especializado en este tipo de actividad y tienen sus plazas reservadas con un año de antelación. Las mejores épocas para la observación de aves son la primavera y el otoño, aunque con el cambio climático siempre hay lugar para las sorpresas. El próximo año, la Oficina Catalana de Turismo Ornitológico de Seròs organizará unas jornadas de turismo de fauna y flora dedicadas a la observación de mariposas, otra actividad que también cuenta con numerosos aficionados en Catalunya.
(El autor de la foto es Carles Santana)

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